MANSABORÁ DEL DUENDE O EL DESVÁN DEL FOLK

Dice la canción de Sabina que hay más de cien mentiras que valen la pena... más de cien mentiras y más de tres verdades. Hoy vamos a hablar de dos grandes cosas que hacen que esto de la música valga verdaderamente la pena. Evidentemente no son las únicas, realmente son muchas más, pero hoy nos centraremos en dos, y usaremos como ejemplo el viaje a Calzadilla del sábado pasado.

Uno, lo primero que hace cuando te dicen que vas a un pueblo a cantar, es mirar algo en internet, pero en este caso no hizo falta, habíamos pasado frente a su mítico lagarto en numerosas ocasiones, pero esta vez, pudimos ver los restos disecados del verdadero "dragón", pudimos ver a su " cristu benditu" y conocer gente tan dispar como Asun, Julian o Carlos, con los que pudimos charlar y pasar un rato agradable. Esta simpleza es una de las grandes razones que nos llevan a preparar nuestra ropa negra en la maleta, cargar la furgoneta y hacer un sin fin de kilómetros para llevar la música de un sitio a otro.

Cuando te llaman y te dicen que además de tu grupo actuarán otros a los que admiras, pues la satisfacción es doble. Es esta ocasión compartimos, escenario, música y unas risas con los estupendos EL DESVÁN DEL DUENDE. Con Raquel y Eugenio Cantero tuvimos menos tiempo de charlar, aunque disfrutamos de su buen hacer en el escenario y aunque se fuese la luz, como grandes profesionales que son, siguieron cantando y de qué forma. Y esta convivencia en una razonable segunda razón que le da sentido a esta locura de la música.

Después de una buena cena en el bar de la piscina, fuimos a disfrutar del concierto del Desván, qué bien nos lo pasamos, qué fuerza, qué energía desprenden estos muchachos. Y después del concierto, las risas, los autógrafos y el buen rollo. Estos compañeros hacen gala en sus propias carnes del nombre de su gran disco: SON BUENA GENTE